Empezaba este siglo cuando los Aterciopelados lanzaron su disco ‘Gozo poderoso’ –con el que se ganaron un premio Grammy Latino– y, en 16 años que han pasado, ya algunos versos de uno se sus himnos, ‘El álbum’, le resultan incomprensibles a más de un adolescente nacido por entonces.
“Mientras guarde los negativos, yo podré reproducirte a mi lado”, dice la canción de Andrea Echeverri y Héctor Buitrago. El video lo protagoniza una leyenda de la fotografía en Colombia, el maestro Manuel H. Rodríguez (fallecido en 2009), que retrata a Antanas Mockus antes de su segunda Alcaldía en Bogotá, a Margarita Rosa de Francisco, antes de su debut como presentadora de ‘realities’ de supervivencia, y a otros cuantos ciudadanos.
Para ellos, términos como el ‘revelado’ eran cotidianos. Se les acababa el rollo. Esas palabras y situaciones atraen hoy como lo hace un automóvil clásico o un vinilo original de los Beatles: por su belleza traída de otros tiempos, como Marilyn Monroe en ‘Los caballeros las prefieren rubias’ o Clint Eastwood en ‘El bueno, el malo y el feo’.
Así lo hicieron esta semana en la Feria del Libro de Manizales. El proyecto El Poncherazo de la Fundación Viztaz llegó desde Medellín para hacer retratos con cámaras de museo, construidas con las instrucciones de un manual de la primera mitad del siglo XX. (También: Feria del Libro de Manizales le apuesta a nuevos formatos de lectura).
Las cámaras de El Poncherazo fueron construidas con base en un manual de la primera mitad del siglo XX. Foto: Jonh Jairo Bonilla. |
Dos cajones de madera con un lente incorporado y un par de ‘poncheras’ –de ahí el nombre– o vasijas con líquidos en el interior (revelador a la derecha, fijador a la izquierda), además del compartimiento lateral para guardar el papel fotográfico. Atrás, una manga de tela negra con la que el fotógrafo hace el proceso a ciegas, al tanteo, porque se daña si entra algo de luz.
Hoy estarán en la plaza de Bolívar de la capital de Caldas, para que la gente se saque postales con telones de fondo especiales y marcos en cartulina con mensajes como “siempre amigos” y, por supuesto, “te amo”. Según el director de la fundación, Óscar Botero Giraldo, que ayer dio una charla en la feria, “ese es su escenario natural”.
La ‘fotoagüita’ o el ‘poncherazo’ –entre otros nombres que tiene este oficio– fue el primero que hizo de la fotografía una práctica popular. No tanto como ahora, cuando todo el mundo lleva una o dos cámaras en sus teléfonos inteligentes, pero sí dejó de ser un privilegio de quienes tenían el millón de pesos (a valor de hoy) para pagar una sola.
Cualquier familia podía salir al parque y tomarse una. El proceso solo tardaba 20 minutos, entre la toma y el revelado del negativo y, luego, repetir el proceso para hacer la imagen positiva. Sí, una eternidad si se compara con la toma de cualquier ‘selfie’.
Las 'poncheras' donde se ponían los negativos y las fotos dieron el nombre que se usa en Medellín este oficio. Foto: Jonh Jairo Bonilla. |
Nadie pensaría que Viztaz nació hace 20 años, haciendo lo contrario. En 1996, lo novedoso era ofrecer la posibilidad de que una foto sacada del álbum familiar se pudiera escanear y subir a un lentísimo internet telefónico. (Además: Aleph, homenaje a medio siglo de cultura por la paz).
Pero con los planes de datos e Instagram, hubo que cambiar los papeles. Óscar, que tiene 57 años y es fotógrafo desde los 14, desempolvó sus cámaras, buscó otras más antiguas y montó un museo. “De cierta forma es un juego, pero también una forma de rescatar valores. Es muy educativo y captura a la gente”.
Y no solo gente, también imágenes para llenar “el álbum de mi cabeza”, como la canción.
Itinerario
El Poncherazo tiene planeado visitar cuatro ferias. La de Manizales es la primera. Luego regresarán a la Feria del Libro de Medellín, ciudad donde nació el proyecto, y más tarde estarán en Pereira. La última parada está por definir, pero según el director de la Fundación Viztaz, Óscar Botero Giraldo, las opciones son Cali y Pasto.
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